Celebre “Sant Antoni” en el norte de Mallorca

En pleno invierno, después de las celebraciones de Navidad y de los tres reyes magos, los mallorquines se reúnen para celebrar la fiesta de “Sant Antoni” con hogueras, música tradicional y comida típica. Estas fiestas se celebran en toda la isla, y algunas de las tradiciones más interesantes y arraigadas se pueden descubrir y disfrutar, en los pueblos que se encuentran en el atractivo y pintoresco norte de Mallorca, que alberga algunas de las villas más bonitas, fincas rurales y casas de campo que la isla tiene para ofrecer.

Sa Pobla: un pueblo rural tradicional

San Antonio, el santo patrón de los animales, es uno de los santos más importantes de Mallorca y esta festividad le rinde homenaje, una tradición vital teniendo en cuenta que la mayoría de los isleños trabajaban en la agricultura, antes de la llegada del turismo y del interés en poseer una casa, apartamento, finca o apartamento en el siglo XX. En Sa Pobla tiene lugar una de las celebraciones más espectaculares de Sant Antoni, famosa por su fuerte comunidad agrícola, que está rodeada de granjas, fincas y casas rurales con piscinas. Sa Pobla, que se conoce como la canasta de verduras de Mallorca, también es el hogar de la primera escuela internacional en el norte de la isla. "My School", que abrió sus puertas en septiembre de 2016 en Crestatx, una tranquila zona residencial de casas familiares, con un currículum principalmente británico.

Revetla de Sant Antoni

La noche del 16 de enero, la “revetla”, se encienden grandes hogueras, a lo largo de todas las calles de Sa Pobla y en ellas se hacen las populares “torrades” o barbacoas. Las tradiciones se remontan a la Edad Media; se documentaron por primera vez en 1365. Los lugareños toman parte en el “ball dels dimonis” cuando se disfrazan de demonios (dimonis) usando disfraces rojos y negros y máscaras con cuernos, desfilando por la plaza principal cantando y tocando “ximbombades”, con un típico instrumento de percusión mallorquín, “la ximbomba”. Tradicionalmente, los cantantes suben al escenario en la plaza para cantar gloses (canciones) mallorquinas antes de que todos comiencen a cocinar los alimentos, incluidas especialidades de la isla como botifarrones (morcilla) y sobrasada (un delicioso embutido picante). Sa Pobla también es famosa en toda la isla por su “espinagada”, una popular empanada salada rellena de carne de cerdo y repollo o espinacas y anguilas. Al igual que con muchas de las fiestas locales que tienen lugar durante todo el año, la diversión continúa hasta bien entrada la mañana.

Bendición de los animales

En la mañana del 17 de enero, se celebran las “Beneïdes”, un rito eclesiástico para bendecirlos, toda clase de animales/mascotas son llevadas por sus dueños a la iglesia principal para recibir esa bendición. Ningún animal es rechazado y, en cualquier año, una gran variedad de caballos, perros, canarios, tortugas y pastores con su rebaño de ovejas llegan para ser bendecidos.

Pi de Sant Antoni

Único en los pueblos de Pollensa y Puerto Pollensa, que domina una bahía majestuosa, el 17 de enero la tradición consiste en escalar un pino alto y resbaladizo. En Pollensa comienza con una procesión y la bendición de animales en la iglesia principal, seguida de un paseo hasta el valle de Ternelles para recoger un árbol, previamente seleccionado, para bajarlo desde el valle en un carro de dos ruedas, con muchas y algunas peligrosas maniobras, a través de calles estrechas hacia la plaza vieja detrás de la iglesia. Antes del viaje de descenso al pueblo, y con la participación de alrededor de 3.000 personas locales, el ayuntamiento ofrece pan, vino y sardinas, así como varios puntos para asar todo lo que desee llevar consigo en parrillas. A las 2 de la tarde comienza el descenso a la Plaça Vella, la atractiva plaza medieval de Pollensa. Durante toda la fiesta, los “xeremiers”, los lugareños que tocan una especie de gaita que es originaria de Mallorca, hacen una pausa para bailes populares, como el “Ball de Bot”, acompañando esta fiesta con diferentes botellas de licores locales. Para complicar aún más las cosas, antes de levantarlo se frota el árbol con jabón y aceite de oliva, Acto seguido, con diez personas o más, todos de Pollensa y todos miembros de un equipo elegido, se ocupan de alzar el pino, con cuerdas y poleas, el objetivo es que un alma valiente siga su camino hacia la cima. El premio para la primera persona que llegue a lo alto, se encuentra en una cesta tradicional (senalla) unida a las pocas ramas restantes en la copa del árbol, y que, desde 1897 hasta el año pasado contenía un gallo vivo, sin embargo, para evitar cualquier sufrimiento al animal, este año estará lleno de confeti. Finalmente la cesta se vacía sobre las multitudes que se encuentran debajo y la persona que ha conseguido escalar el pino, se une a una lista especial que incluye a los que llegaron primero a la copa. La misma tradición existe en Puerto Pollensa, donde un árbol es recogido en barco desde la famosa península de Formentor, que es el hogar de una espectacular gama de villas tradicionales y contemporáneas con vistas al mar en venta. Quienes viven en los apartamentos en primera línea con vistas a la impresionante bahía de Pollensa, disfrutarán de las mejores vistas de la llegada en barco del pino al Puerto Pollensa. Una vez que termina la festividad de Sant Antoni, el árbol se queda en la plaza para cualquiera que quiera escalarlo, hasta el Miércoles de Ceniza, cuando se lo llevan de la plaza y lo cortan para hacer escapadas de madera, para la festividad de La Patrona el 2 de agosto, el festival anual que lleva a cabo una batalla entre los moros y los cristianos cada mes de agosto.

Mallorca celebra muchas fiestas tradicionales diferentes, para sentir la verdadera cultura de la isla, hay que vivirlas todas! Para estar al día con los próximos eventos y noticias de nuestro mercado inmobiliario, síganos en Facebook.

Sobre autor: Arabella Youens es una editora y periodista independiente con sede en Londres. Después de haber estudiado en la Universidad Autónoma de Madrid y haber trabajado durante un verano en Palma y un año en Barcelona, ​​habla bien el español y cubrió el mercado inmobiliario de gama alta en las Baleares durante más de diez años, mientras que era Property Editor de la revista Country Life . Hoy continúa escribiendo sobre propiedades e interiores a través de una variedad de títulos como The Telegraph, Country Life, London Evening Standard, City AM, Homes & Gardens y Country & Town House.