Vivienda unifamiliar de aproximadamente 320 m2 de superficie construida. Construida en 2008 y en perfecto estado gracias a su excelente mantenimiento y conservación. Se ubica en un entorno inmejorable rodeada de viviendas residenciales, vegetación y a menos de 500 metros del mar y de la playa.
La casa se distribuye en dos plantas aunque tanto la zona de día como la de noche se ubican totalmente en la planta baja. En ésta planta encontramos el acceso, una gran sala de estar de doble altura junto con el comedor, la cocina y un baño. En el otro ala de la planta baja disponemos de tres habitaciones, una de ellas con vestidor y baño en suite. En la planta primera se ubica la cuarta habitación, un baño, un espacio de armarios y almacenaje y el acceso a la cubierta transitable.
En el jardín tenemos mucho espacio alrededor de una piscina de 21 m2. Este jardín conecta la zona principal de la casa con la posterior donde encontramos la entrada trasera a la cocina, una galería y un trastero. La vivienda dispone de calefacción con radiadores y un depósito de 3000L de gas propano además de sistemas de ventilación en cada habitación.
Si estás buscando un lugar tranquilo, no lo pienses más y decídete por la Mora, dispone de un parque natural que ha sido declarado zona de interés natural.
Sin dudas, se trata de una de las pocas zonas de la Costa Dorada que se mantiene ajena a las transformaciones derivadas de las actividades turísticas e industriales.
Disfrutarás de playas tranquilas, de aguas cristalinas y no muy concurridas, siendo que para llegar a ellas hay que dar un paseo entre los pinos.
Otro de los grandes atractivos de la zona son las diversas fortificaciones y el Castillo de Tamarit, uno de los castillos más bellos que aún se conservan en el país, y que le confiere un toque señorial al resto del parque.
Para recorrer a pie este maravilloso paraíso, hay que partir de Platja Llarga y atravesar unos acantilados, en los que es posible apreciar los vestigios de lo que al parecer fue una cantera romana, para luego adentrarse cuesta arriba por el bosque a través de un sendero.
De ese modo, encontramos a la playa de Cala Fonda, que surge desde las alturas, cuyo acceso es bastante complicado, por lo que la tranquilidad se halla asegurada. A ella le sigue la de Roca Plana, también un tanto recóndita y poco frecuentada. Desde aquí, retomando el sendero entre pinos, se puede ascender hasta la torre de la Mora, una torre vigía de planta circular que data del siglo XVI.
Para salir del paraje, habrá que rodear un camping vallado y cruzar la carretera nacional para visitar las magníficas canteras romanas del Mèdol, las cuales están repletas de honduras, tajos calizos y una frondosa vegetación.
Disponibilidad a acordar.
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