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Ser consultor inmobiliario supone convertirse en una persona polivalente que debe atender a dos tipos de clientes: a los vendedores y a los compradores. Curiosamente, cada grupo solicita una serie de características distintas, pero, a la larga, complementarias. Las describimos a continuación. Pero, ¿qué desea encontrar el vendedor en un consultor inmobilario?
Intensidad y esfuerzo
La persona que vende su propiedad, por los motivos que sean, quiere exclusividad, quiere que el consultor trabaje de forma intensa para conseguir el objetivo. Se solicitan muchas horas y un trabajo de promoción de esa vivienda o local comercial que esté a la altura de las circunstancias.
Confianza, experiencia y búsqueda continuada
El consultor representa al vendedor y es el que ha de vender el inmueble como si fuera suyo. Es muy importante trasmitir profesionalidad, control del sector y sobre todo una claridad meridiana a la hora de exponer las condiciones de la venta. Además, también debe ser una persona que se amolde a los deseos del comprador y que nunca deje de buscar la vivienda perfecta para él.
Si bien el objetivo de un consultor inmobiliario es vender, no hay que olvidar que el proceso de venta conlleva diversos pasos que hay que ir dando de la mano del cliente. Tras haber elegido lo que se va a comprar comienza, posiblemente, la parte más complicada: la financiación. Si el consultor se desentiende de este paso y se limita desaparecer demostrará que solo le interesaba su comisión. ¿No sería más lógico intentar guiar a cada cliente hasta que termine de firmar todos los documentos necesarios?
Dos caras de la misma moneda
Como indicábamos al principio, el consultor inmobiliario debe estar siempre en zona neutral y atender a las peticiones que le realizan compradores y vendedores. Ambos, según hemos expuesto, solicitan exactamente lo mismo: dedicación casi absoluta y profesionalidad. Por suerte, el tiempo se llevó a aquellos consultor que se dedicaban a vender un piso imponiendo sus condiciones y barriendo siempre para casa. Ahora, estos profesionales han de apostar por la adaptabilidad, por la profesionalidad y por intentar convertirse más en una persona que ayuda a que alguien encuentre justamente lo que busca en lugar de en alguien que intenta colocar una propiedad para ganar dinero. Con esta nueva tendencia, los tres grupos de personas implicados en cada venta se benefician mientras consiguen agilizar el mercado inmobiliario de una forma más natural y adecuada.