De barbacoas y chapuzones

Si bien nuestra querida ‘Siberia-Gasteiz’ se caracteriza por el asentamiento del mercurio en las catacumbas del termómetro, es igual de cierto que en las jornadas calurosas de verano la cosa cambia de manera diametral. El sol fustiga las pieles de los alaveses no sólo en la capital, también en múltiples enclaves -en algunos con mayor vigor- del Territorio Histórico.

En esta tesitura, contar con una propiedad en los alrededores es un regalo. Hay quien disfruta de la vida en el agro para todo el año y hay quien prefiera reducirla a fines de semana o incluso a la temporada estival completa. En invierno al calor de la chimenea y en verano entre barbacoa y chapuzón. En el tiempo que nos ocupa, la última opción es, obviamente, la acertada.

Propiedades de un valor arquitectónico atemporal, jacuzzi al aire libre, prácticamente integradas en la urbe  o incrustadas en parajes naturales de película. Todas ellas dotadas de piscina para combatir el bochorno veraniego alavés. Jardín, barbacoa, naturaleza, cercanía a los servicios de la capital… Puro disfrute.