Julio es uno de los meses más agitados en cuanto a la vida social vitoriana se refiere. Probablemente el de mayor actividad en este sentido. Las calles se ven atestadas de artistas, puestos varios, celebraciones patronales y música. Mucha música. El jazz es el estilo que coloniza este recuadro del calendario mientras sus notas envuelven las arterias de la ciudad.
La zona centro puede presumir de ser la platea alternativa de un festival internacional que tiene su base de operaciones en Mendizorroza. Músicos de todo el globo se acercan a la capital vasca para desempolvar saxofones, guitarras y trompetas en pro de regalar un contexto musical que hace de Vitoria-Gasteiz un gran club, una película de cine negro. Los habitantes de esta parte de la ciudad disfrutan por tanto de este presente en forma de pentagrama, ya que la mayoría de estas actuaciones son gratuitas y muchas al aire libre. Además, la regulación municipal impide cercenar el sueño a los inquilinos de estos inmuebles con el fin de armonizar cultura y habitabilidad.
En Engel & Völkers contamos con varias propiedades en calles como Prado, José Erbina, General Álava o San Prudencio, proclives por su ubicación a ejercer de palco para estos conciertos. La inmediaciones del propio Mendizorroza son, asimismo, otro de los sectores que se benefician de esta ola jazzística. Paseo del Batán, Salvatierrabide o Paseo de Fray Francisco son calles en las que también contamos con pisos que se ven favorecidos por ello.
Pequeños alicientes para apuntalar un nivel de vida que se surte no sólo de elementos objetivos y cuantificables para despejar la senda que transita el relax, la distensión, la diversión… Todo ello canalizado, en este caso, por la música.
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