Algunas propiedades para vivir en un entorno natural

Suena el despertador. Lentamente te despojas de las sábanas. Haces un café. Sales al porche y lo bebes con pausa, acompañado de unos huevos revueltos y unas tostadas, mientras la brisa de la Llanada y los cantos de los pájaros de la zona contribuyen a una progresiva incorporación a la rutina. Este escenario, el de la vida en el campo, en el pueblo, es una posibilidad factible y con perspectivas de regresar en términos generales.

Diferentes estudios sobre la situación que se instaurará en el mercado inmobiliario tras el confinamiento -es reseñable a este respecto el llevado a cabo por todo un referente en el sector como Idealista- sitúan a estas propiedades como una de las tipologías que repuntarán tras la crisis actual. Si bien, en las ciudades, las terrazas y los espacios diáfanos se impondrán dentro de las querencias de los compradores, las viviendas fuera de ellas experimentarán un auge en la lista de preferencias de aquéllos.

Tenemos la suerte de contar con casas de ensueño a orillas del pantano como la de Barrio Txoisa o Zabalain. Más cercanas a la ciudad como la de Estíbaliz u otras ya prácticamente integradas como las de Berrosteguieta o Asparrena. Existen en nuestra cartera, asimismo, propiedades en San Vicentejo y Arrieta que requieren reforma pero que tienen potencial para transformarse en majestuosas viviendas o negocios hosteleros con gran encanto.  

Primeras o segundas residencias -o incluso inversiones- que regresarán a nuestro paisaje diario con vigor en los meses venideros.