Las casas unifamiliares experimentan un acusado repunte

La nueva situación desatada por la irrupción de la COVID19 ha traído, sin duda, alteraciones en la cotidianeidad. Pese a que en el ámbito inmobiliario, sobre todo en comunidades como Euskadi, el mercado se mantiene más que estable, al alza, las tendencias de compra han variado ligeramente. Los chalets son el tipo de vivienda que más se ha beneficiado de esta coyuntura. La población ha recobrado la inclinación, un tanto arrinconada hasta hace unos meses, por las viviendas unifamiliares.

No obstante, la variedad de oferta a este respecto es grande. Hay quien no se plantea salir de la ciudad y opta por opciones como las que se asientan en Aretxabaleta, que cuentan, además, con las comodidades que ofrece una urbanización (instalaciones, deportivas, columpios…). O en la zona de Batán, como el pareado con un amplio patio e inmensas posibilidades que se ubica a escasos minutos del centro de la ciudad.

Hay quien no tiene problemas en fijar su residencia más allá de los límites de la ciudad. Alternativas como Estíbaliz o Berrosteguieta son magníficas. Y, un poco más alejadas aunque a una distancia que no excede los 20 minutos, el pantano de Ullibarri es un entorno idílico en el que enmarcar un hogar como atestiguan las fotografías de las propiedades en la península Zabalain o Ullibarri-Gamboa.

Tipologías variadas para una tendencia que ha venido, de momento y por un largo período, para quedarse.