Engel & Völkers
  • 01.03.24
  • por Michaela Cordes

El fabuloso Mr. Yes

El multiempresario Sir Richard Branson

Fotografía de: Victor Chito

Con motivo de la inauguración de su hotel boutique Son Bunyola, sir Richard Branson nos invitó personalmente a Mallorca. 24 horas de estrecho contacto con el incansable fundador de Virgin, multiempresario y aventurero intrépido, que emplea a más de 30 000 personas en 30 países y nunca ceja en su empeño por hacer del mundo un lugar mejor.

Bajo el inmaculado cielo mallorquín, el sol quema. A pesar de la propulsión eléctrica, estoy sudando bastante encima de mi e-bike. Jadeando, intento seguir al hombre que se hace más y más pequeño en la distancia, mientras recorre el paisaje ondulado en su bici de carretera: ¡sir Richard Branson! Dentro de dos días (la entrevista se realizó el verano pasado, N. de la R.) su empresa Virgin Galactic lanzará los primeros vuelos comerciales al espacio. En este sentido, la compañía acaba de anunciar que ha fichado a Jennifer Lopez como Chief Celebrations Officer para la nueva línea de cruceros Virgin Adults only. Pero, a pesar de su apretada agenda, el multiempresario de 73 años ha volado a Mallorca para inaugurar en persona su último proyecto. En plena forma y lleno de entusiasmo, nada más llegar al hotel se ha zambullido en la piscina de ventiocho metros para hacerse unos cuantos largos, antes de proponer espontáneamente una vuelta en bici alrededor de su nuevo bebé: el hotel boutique de veintiséis habitaciones Son Bunyola, que, además, incluye tres magníficas villas.

Situado en el litoral suroeste de Mallorca, cerca de Banyalbufar, está rodeado de 15 000 olivos centenarios y enclavado en una costa despejada, en la falda de la romántica sierra de Tramuntana. «La primera vez que estuve aquí fue hace más de veinticinco años y fue precisamente para visitar esta espectacular propiedad», dice Richard Branson mientras nos reunimos en la terraza para una entrevista al atardecer, después de la excursión en bicicleta, con vistas al inmenso y centelleante Mediterráneo debajo de nosotros. ¡Solo por esta panorámica ya ha merecido la pena el viaje!

Cuando Branson compró este inmueble por aquel entonces, ya era propietario de un pequeño hotel de lujo en Mallorca. En 1987 había transformado unas ruinas cerca de Deià en el hotel de cinco estrellas La Residencia, actualmente gestionado por el grupo Belmond. «En realidad vine a Mallorca persiguiendo un amor perdido — cuenta el aventurero con una sonrisa—. Eso fue hace mucho, mucho tiempo, cuando era un joven veinteañero.»

«La mujer con la que vivía entonces, y de la que estaba muy enamorado, me abandonó y se fue a vivir con otro hombre a esta isla. Y aunque no conseguí recuperarla, un día me llamó y me habló de un lugar extraordinario. Ahí abrí más tarde La Residencia». La historia de Son Bunyola es aún más emocionante y muy representativa de todo aquello que a Richard Branson se le mete entre ceja y ceja. Todos sus proyectos tienen un denominador común: el hombre que hay detrás de ellos es extremadamente reacio a rendirse.

Tras comprar esta propiedad en 1994, Branson intentó durante años desarrollarla. ¡Sin éxito! Finalmente la vendió en 2002 porque le denegaron todos los permisos de edificación necesarios. A partir de ahí, se centró en impulsar su grupo global Virgin Hotels y, paralelamente, la más exclusiva Virgin Limited Edition, una colección de alojamientos selectos en el Caribe, en Sudáfrica y en Suiza.

En 2015, el comprador de Son Bunyola le hizo una oferta para que readquiriera la finca de 520 hectáreas por el mismo precio por el que Branson se la había vendido en su día. El empresario aceptó, puesto que el Gobierno de Mallorca había comenzado a promover muy conscientemente conceptos hoteleros sostenibles y de alta calidad. Dado que las autoridades estaban cooperando, Branson consiguió solucionar la parte administrativa de la reforma en un segundo intento, casi con una rapidez récord.

A los pies de la sierra de Tramuntana, a los huéspedes les esperan 26 habitaciones y 3 villas.

«Puede que los valientes no vivan eternamente, pero los cautos no viven en absoluto». Sir Richard Branson

Richard Branson basó el diseño interior en la estética de las fincas tradicionales de la isla balear.

¿Qué se siente al haber alcanzado por fin dos objetivos aparentemente imposibles después de tantos años? Ir al espacio con su propia empresa aeroespacial y ahora el final feliz con este proyecto tan personal suyo...
(Branson se ríe, se queda pensando un momento y luego dice más serio:)
Es realmente extraordinario. Empezamos a planificar este proyecto hotelero hace más de veinticinco años, y al mismo tiempo también lanzamos nuestros primeros vuelos con Virgin Galactic, nuestra aerolínea espacial. Mientras ayer recorría la propiedad aquí, tuve una sensación de euforia similar a la que experimenté hace unos meses cuando floté por primera vez en el espacio. Era el darme cuenta de que este sueño por fin se ha hecho realidad.

Uno de los muchos que ha hecho realidad... ¿Puede describir lo que sintió al estar en el espacio por primera vez?
Fue el día más emocionante de mi vida. Y la culminación de un sueño. Mis hijos se encontraban allí, y mis nietos, y sorprendentemente no pasé miedo en ningún momento. Quería saborear cada instante de ese día, cada una de las situaciones extremas, como la de experimentar una velocidad de tres mil quinientos kilómetros por hora. Luego, de repente, el rugido se detiene y estás flotando en este maravilloso silencio del espacio, mirando hacia la Tierra. En ese momento pensé: seguro que me despierto y pienso que acabo de tener un sueño increíble.

Se podría decir que las aventuras de alto riesgo son su especialidad. ¿Cómo responde a los críticos a los que les gusta señalar el gran peligro que entrañan tales empresas?
Desde siempre, mi lema ha sido: «Puede que los valientes no vivan eternamente, ¡pero los cautos no viven en absoluto!». No debemos olvidar que el mundo necesita pioneros. Porque cuantas más misiones espaciales se llevan a cabo o cuanto más se bucea en las profundidades de los océanos, más se aprende. Solo a través de estas experiencias se puede aumentar la seguridad. En definitiva, son todos aquellos que hacen estas cosas por primera o segunda vez los que deben impulsar el mundo para que avance. Aunque puede resultar doloroso, me temo.

¡Lo ha conseguido! Richard Branson celebra la inauguración de su nuevo hotel Son Bunyola en Mallorca. Foto: Jaime Reina

Su esposa, Joan Templeman, con la que Branson comparte su vida desde hace casi cincuenta años, y sus hijos —Holly y Sam— tuvieron que soportar mucho y, a menudo, temieron por la integridad de su marido y padre aventurero. Como directora de Visión y Propósito, Holly se está convirtiendo cada vez más en el rostro visible del Grupo Virgin. Sam es músico y cineasta. Sus cinco nietos (de entre tres y siete años) también desempeñan un papel importante en la vida de Richard Branson. Podemos hacernos una idea de lo unido que está el empresario a su familia si entramos en Instagram, donde le siguen casi cinco millones de personas. Cuando hablamos de sus nietos, Branson saca su teléfono móvil entre risas y me reproduce con orgullo los mensajes de voz que se manda con ellos a diario.

Sin embargo, al parecer la mayor influencia en su vida, su audacia y su espíritu emprendedor la ejerció su madre, Eve. Falleció en enero de 2021 a la edad de 96 años a consecuencia de la COVID. Antes de eso, había seguido con entusiasmo cada idea empresarial y cada aventura de su hijo, por insólita que fuera. En el último documental de HBO sobre la vida de Richard Branson, no se puede pasar por alto el parecido físico entre madre e hijo. El empresario sigue molesto hasta el día de hoy por el nombre que eligieron para aquel documental: BRANSON. «¡Hay que ver lo aburrido que es este título! Yo quería que se llamara Hijo de Eve». Por algo será que el primer portaaviones espacial de Virgin Galactic se llama VMS Eve. «Cuando mi madre era una mujer joven, era una pequeña empresaria llena de dinamismo. En muchas familias suele ser el padre el que ejerce su influencia sobre el hijo, pero en mi caso fue sin duda mi madre la que me contagió su personalidad inquieta y curiosa. También fue muy cariñosa y comprensiva con mi dislexia. Y cuando se trataba de afrontar pruebas de valentía durante mi infancia, era ella quien me animaba. Incluso me apoyó cuando quise dejar la escuela a los quince años porque era un caso perdido.Recuerdo que iba paseando con mi madre y mi padre por el jardín y que ella al final simplemente me dijo: «Sabes lo que quieres hacer».

Nunca sin su familia. En marzo de 2000 Branson fue nombrado caballero por la Reina. Foto: Familia Branson

Incluso cuando su hijo da la vuelta al mundo en globo, en el documental se puede observar que a la exazafata le hubiera encantado subirse al globo con él. Branson reconoce: «Creo que circunvolar el mundo en un globo aerostático ha sido hasta la fecha mi aventura más peligrosa. Nadie antes lo había conseguido. Porque el globo vuela adonde le lleva el viento. No tienes ningún tipo de control. Las nubes o las tormentas pueden hacerlo pedazos. Yo era joven y temerario, nos sacaron del mar cuatro o cinco veces. Pero lo conseguimos. Fuimos los primeros en cruzar el Atlántico y luego fuimos los primeros en cruzar el Pacífico. Para este reto partimos de Japón rumbo a Los Ángeles, al menos ese era el plan. Pero luego erramos en la ruta, nos desviamos 3218 millas de nuestra meta y en su lugar acabamos en el Ártico. Eso demuestra lo impredecible e incalculable que es una hazaña de este tipo. Los viajes espaciales, en cambio, son seguros. Invertimos nada menos que dos décadas en la construcción de nuestras naves espaciales y hemos aprendido en el proceso todo lo que puede salir mal».

Usted es un emprendedor en el sentido más estricto de la palabra y fue honrado por ello por la reina de Inglaterra en el año 2000. Hasta la fecha, ha fundado un sello discográfico, una aerolínea, una emisora de radio y también se ha adentrado en el mundo hotelero, en los viajes espaciales y, más recientemente, en el transporte marítimo de cruceros. ¿Cómo consigue hacer realidad tantas y tan grandes visiones?

Otro de mis lemas es: «¡A por ello!». Soy increíblemente curioso, me encanta aprender, crear y rodearme de gente que es mejor que yo. Quiero lograr lo mejor, ya sea el mejor hotel, la mejor compañía ferroviaria o la mejor productora cinematográfica. Parece sencillo, pero es más fácil decirlo que hacerlo. Empecé con doscientas libras esterlinas, que mi madre me dio en forma de collar, tipo cadena, como capital inicial. La razón por la que digo esto es la siguiente: es posible abrirse camino aunque no se tenga dinero. Yo era un joven disléxico que dejó la escuela a los quince años, sin blanca, y de alguna manera sobreviví. Se pueden hacer grandes cosas consiguiendo de algún modo el dinero por adelantado para todo lo que uno se proponga. Aprendí de mis errores y, a menudo, estuve muy, muy cerca de arruinarme. Pero de alguna manera aguanté y seguí. Si no lo intentas, definitivamente no tendrás éxito jamás, eso, seguro. Así que: inténtalo, prueba cosas en pequeño y ¡diviértete por el camino!

Ahora tiene 73 años, pero cuando la gente le ve, percibe la energía de un niño inquieto. ¿Es ese también uno de los secretos de su éxito, que siempre ha mantenido vivo al niño que lleva dentro?
¡Nunca hay que tomarse a uno mismo demasiado en serio! Me encanta el Día de los Inocentes. He hecho varias bromas muy divertidas para esta ocasión: una vez sobrevolé la ciudad de Londres en un ovni. Cuando aterrizamos en un descampado, a las afueras de Gatwick, había un policía apostado delante de ese cacharro con una porra en la mano y esperando. Y al igual que en E. T., la puerta se abrió lentamente, salió un chorro de hielo seco y una persona muy bajita descendió primero. Luego, cuando salí yo, me arrestaron por hacer perder el tiempo a la policía. ¡Maravilloso!

(Luego se queda un poco pensativo y añade:) A veces, cuando aún estoy en la cama por la mañana, pienso: «¡Mi vida es un sueño increíble!». Soy muy consciente del tipo de vida que he podido vivir, de todas las aventuras de las que he regresado sano y salvo, de lo que he podido experimentar. No todo salió siempre bien, pero al menos sigo casado con la misma mujer, ¡y desde hace 45 años!

Richard Branson con su esposa Joan y su hija Holly en el primer vuelo de Virgin Atlantic el 22 de junio de 1984. Foto: Familia Branson
Branson y Virgin Trains, operador ferroviario. Foto: Virgin Trains.

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