Casa señorial en el corazón histórico de Osuna.

Érase una vez, en el corazón de Osuna, una casa que había visto pasar más de un siglo entre sus muros. Fue construida en 1895, en una ciudad donde la historia se respira en cada rincón y el señorío no es apariencia, sino forma de ser. La casa, de fachada sobria y elegante, ha sido testigo de generaciones, de fiestas de feria con sabor a tradición, de paseos a caballo bajo balcones llenos de geranios. Está situada en una de las localidades más representativas de la campiña sevillana, donde la nobleza no se cuenta, se percibe: en su historia, su arquitectura, en sus costumbres y en su forma de celebrar la vida. Cada estancia tiene algo que contar. Techos altos con vigas de madera, suelos originales de mármol y gres hidraúlico, que aportan autenticidad a cada una de ellas, son detalles que hablan de otro tiempo, pero que siguen vigentes. Es una propiedad con alma, con carácter, de esas que ya no se construyen, pensada para quienes buscan algo más que una casa: un lugar con historia y desea formar parte de algo con raíces. Al cruzar el zaguán, se suceden distintas amplias estancias, como un salón, un dormitorio y un despacho con carácter que conserva la esencia serena de lo clásico. Seguidamente, se accede al amplio patio central: el verdadero corazón de la casa. Su buen tamaño y su luz natural lo convierten en un espacio que invita al descanso y al encuentro. La planta alta, está rodeado por bonitos balcones que asoman con discreción, aportando una perspectiva única del conjunto y reforzando el carácter señorial de la vivienda, Desde él, las distintas estancias reciben claridad y frescura, manteniendo una conexión fluida con el exterior, en la forma más auténtica de vivir el interior andaluz. Desde el patio accedemos a una zona funcional de la casa, donde se encuentra un cuarto de baño y un vestidor, el comedor y una cocina amplia, con salida a un patio más pequeño, recogido y lleno de posibilidades. En esta misma ala hay un baño completo, una zona de lavandería y una segunda escalera, como de servicio, que conecta con la planta alta y la azotea. En la planta alta, si accedemos por la hermosa escalera principal, nos encontramos con cinco amplias habitaciones, todas con personalidad propia y buena proporción. Un salón con chimenea añade calidez y carácter al conjunto, perfecto para las tardes de invierno o como espacio de reunión tranquilo. Completan esta planta dos baños bien distribuidos y funcionales. La casa sorprende por su generosa capacidad de almacenamiento, con armarios y espacios útiles en distintas zonas muy bien pensados. Está completamente climatizada gracias a la instalación de split de frío y calor, apoyados por el gruesos de sus muros, que ayudan a mantener una temperatura agradable durante todo el año. Los portajes y cierres, también originales y en muy buen estado de conservación, reflejan la calidad constructiva de la vivienda y el cuidado con el que ha sido mantenida a lo largo del tiempo. La casa cuenta además con comodidades actuales como sistema de alarma, conexión wifi y climatización por splits, que aportan confort y seguridad sin alterar la esencia de un hogar con historia. Ya en lo más alto, la casa regala una de sus joyas más inesperadas: una azotea. Las vistas son abiertas y permiten contemplar, entre otros tesoros, la imponente Colegiata, como si Osuna misma se ofreciera en silencio al que se detiene a mirarla. Una casa con alma, bien conservada, llena de espacios y posibilidades. Un lugar donde la historia no es pasado, sino presente habitable.