Amarillo en el salón: las claves

El amarillo ha sido, durante muchos años, uno de los colores más relegados al ostracismo en el mundo de la decoración. Sin embargo, afortunadamente, esta tendencia ha ido modificándose durante los últimos tiempos y tonalidades como el mostaza están más en boga que nunca. Al fin y al cabo, toda la gama cromática que rodea a este color es capaz de aportar alegría y vitalidad a cualquier estancia y de incentivar la creatividad y la energía de los que allí residen.

Por su parte, el amarillo es un color que se combina a la perfección con otros muchos. Por ejemplo, una de las combinaciones más interesantes que podemos observar hoy en día es aquella en la que se utiliza junto a tonalidades propias de la escala de grises. En este sentido, estos se utilizan para fijar una base neutra y, posteriormente, el amarillo se emplea para realzar determinados detalles. Sin duda, se trata de una de las tendencias más estrechamente ligadas a la modernidad y el minimalismo.

Asimismo, en caso de que nos decantemos por el blanco en combinación con el amarillo, el efecto logrado será el de potenciación de la luminosidad y, con ella, de la sensación de amplitud de la estancia. De hecho, el estilo nórdico se ha aprovechado de esta cualidad para lograr convertir cualquier espacio en un lugar cálido y acogedor en el que estar.

En cambio, los más atrevidos seguro que prefieren apostar por combinar el amarillo con el negro. Y es que, por si no lo sabes, estas dos tonalidades generan el contraste más potente, cromáticamente hablando, que existe. Puede parecerle una osadía, pero, si cuenta con buenas fuentes de luz natural, es una opción moderna y muy interesante.

Por el contrario, en caso de que sea amante de lo clásico y lo convencional, nuestro consejo es que se decante por combinar el amarillo con el rojo, el morado o el marsala. De hecho, si se efectúa el conjunto de forma adecuada, es posible dar un toque exótico al conjunto de la estancia e, incluso, incorporar detalles bohemios que no dejarán a nadie indiferente. 

Finalmente, solo nos queda dedicar las últimas líneas a comentarle lo mucho que puede aportarle combinar el amarillo con el azul. En este sentido, no importa la intensidad de este último ya que se complementan todas sus tonalidades a la perfección. Además, gracias a ellos, logrará poner una pincelada de elegancia y sofisticación absolutamente inigualable.

Como habrá comprobado, el amarillo es un color que puede aportar a su hogar valores y características que probablemente necesita. Así que, respecto a él, aleje sus prejuicios y pruebe a integrarlo en su decoración. Será un acierto seguro.