Durante este periodo de tranquilidad, las personas tienen más tiempo para madurar las cosas y tomar la decisión correcta, de ahí que las ventas crezcan. De esa manera, es lógico que, en las zonas de costa, exista un incremento superior que en el resto de ciudades. Y es que los visitantes aprovechan unos días para disfrutar de sus vacaciones y para terminar de decidirse y completar una transacción que han estado elucubrando durante meses. De cualquier forma, los compradores también tienden a adquirir propiedades en las grandes ciudades en época de verano, más que nada porque su tiempo libre es mayor y se pueden dedicar a ello. No así en ciudades pequeñas, donde el aumento de las ventas en verano no es muy trascendental que digamos.
Lo que sí parece cierto es que la costa española mantiene un vínculo muy especial con el comprador extranjero, que tiende también a adquirir viviendas o pisos de segunda mano, algo muy positivo para el propietario que desea vender su segunda residencia. De hecho, la inversión extranjera supera a la nacional en algunas provincias hasta el punto de que, según asevera Constanza Maya, la directora general de franquicias de España y Portugal de la inmobiliaria multinacional Engel & Völkers, “hay zonas que se empezaron a recuperar más pronto y en las que ya es tarde para invertir, como Mallorca o algunas localidades de la Costa del Sol”.
Como datos interesantes en materia de inversión, Constanza Maya afirma con rotundidad que existe “un aumento de los franceses, belgas, holandeses y escandinavos interesados en tener una casa unifamiliar en la costa, aunque la alemana sigue siendo la nacionalidad predominante en Baleares y Cataluña.