Un barco en tierra

Engel & Völkers presenta un precioso chalet vintage en El Rompido, rodeado de naturaleza y tranquilidad por sus cuatro costados y, además, a apenas 1 minuto andando de la playa. Es importante destacar que, gracias a su privilegiada ubicación, la parcela no está afectada por la Ley de Costas. La villa tiene por nombre “Lontana”, y su superficie es de 365m2, más otros 60m2 de sus patios y terrazas. Su programa funcional se desarrolla alrededor de un patio central. Dicho patio es un espacio cuadrado de algo más de 25m2 que no solo sirve para dar luz sino que, además, genera magníficas corrientes de aire para combatir las temperaturas veraniegas. Los lados Este y Sur de este patio están en contacto con el garaje, el recibidor, el comedor, el salón y la cocina; mientras que los lados Oeste y Norte están ocupados por dos baños, y tres dormitorios. El garaje tiene capacidad para dos vehículos y una embarcación. Al salir del mismo, cruzaremos el recibidor y llegaremos a la dependencia protagonista de esta casa: el gran comedor con la sala de estar y la cocina integradas. Es un espacio muy bien iluminado, ya que no solo recibe luz a través de los tres grandes ventanales del patio central, sino que también le llega de la plazoleta ajardinada exterior mediante un acristalamiento cenital en la cubierta. La secuencia de este espacio singular continúa y termina con un lavadero espacioso y unas escaleras que conducen a la cubierta, la cual es transitable. Desde la misma, y andando alrededor del patio, se puede constatar el estado en que se encuentran las tejas del chalé. En esta cota se encuentra un pequeño trastero donde guardar todo tipo de artilugios y, a través de una escalera metálica, también podemos subir a su un pequeño mirador, que hace las veces de torre vigía de la nave, para contemplar la desembocadura del río Piedras. Volviendo al interior, los tres dormitorios principales de esta casa (todos ellos con armarios empotrados) tienen su acceso por un corredor contiguo al lado Oeste del patio. Uno de ellos, además, tiene acceso directo al garaje. La cuarta habitación podría considerarse como auxiliar o de servicio, y tiene acceso solo desde el garaje. El chalé tiene adosado un pequeño estudio. Una dependencia pensada para que pueda servir para muchos usos: zona de invitados, de trabajo, taller,... Se puede acceder al mismo desde el jardín exterior o bien por el garaje. El segundo baño de la casa está ubicado estratégicamente cerca del garaje, y está diseñado con dos duchas a modo de club deportivo. De esta forma tiene un tono público que el invitado agradece. El chalé se edificó sobre una parcela de aproximadamente 1.200m2 de superficie y, en su día, se ubicó en la parte Norte de esta, quedando su parte libre concretada en el Sur. Aquí se diseñó una pequeña plazoleta, donde sus dueños organizaban sus fiestas y reuniones con sus amigos. En el rincón suroeste de la misma se construyó la piscina circular. Tal y como se puede comprobar, en esta parcela han subsistido trece pinos de gran porte, cuyas magníficas sombras se agradecen durante el verano. Entre ellos existen varios puntos de luz para iluminación nocturna que convierten el jardín en un espacio íntimo y alegre. Adicionalmente a lo anterior, en esta villa hay dos sótanos. El principal y más grande es realmente un semisótano y tiene acceso desde el garaje. Su razón de ser así tiene su origen al elevar el nivel de la casa respecto al terreno natural. De esta forma nos alejamos de los niveles freáticos. El otro sótano, más pequeño, se construyó alrededor del vaso de la piscina. Aquí se ubica la depuradora en un espacio aparte y, de manera principal, se construyeron unas literas para poder hospedar cualquier emergencia de amigos visitantes en verano. Los dueños iniciales de este chalé residen a más de 1.000 kilómetros de El Rompido; distancia que, cada verano, tenían que recorrer para llegar a su querido destino vacacional. A modo romántico, decidieron bautizar la villa como “Lontana”; palabra italiana que significa precisamente eso: lejanía.