Lunes a Viernes: 9h - 19h
Sábado: 9h - 14h
Domingo: Cerrado
Una de las actividades de ocio favoritas de muchas personas durante los meses de calor es hacer una barbacoa al aire libre. Al fin y al cabo, no sólo es un acontecimiento culinario especial, sino también una grata oportunidad de pasar un rato distendido con familia y amigos.
Puesto que, más allá del disfrute, siempre surgen disputas en torno a la barbacoa en el balcón o la terraza, sobre todo entre los vecinos, vamos a profundizar en el tema. Proporcionamos información sobre qué normas deben servir para la paz y qué compromisos pueden ayudar a evitar disputas desagradables.
Aunque al maestro parrillero más acérrimo le gustaría que fuera de otro modo, no existe un derecho fundamental a hacer una barbacoa entre las propias cuatro paredes o al aire libre. No obstante, a la inversa, tampoco estamos ante una prohibición general.
Existe un deber de consideración mutua en la sociedad, cuya interpretación está regulada en la legislación. La lay también nos ofrece información acerca de qué molestias causadas por los vecinos o sus propiedades deben considerarse aceptables.
Sin embargo, eso es pura teoría. El potencial de conflicto en torno a la barbacoa es alto, especialmente en los edificios de apartamentos o en lugares cerrados. Así lo demuestran los innumerables casos y sentencias judiciales sobre esta misma cuestión.
El mayor factor perturbador que se percibe en las disputas por la barbacoa es el humo. Desde luego, también hay vecinos que perciben subjetivamente las molestias por olores como más graves, pero esto no es un argumento en los tribunales. Por otro lado, las leyes de emisiones de los respectivos estados federados alemanes regulan la protección contra la contaminación del aire por el humo de las barbacoas.
Además, los vecinos suelen sentirse especialmente molestos, ya que las barbacoas suelen celebrarse en las horas nocturnas, y a las molestias por los olores en sus salones y dormitorios hay que añadir el inevitable nivel de ruido. Si lo sumamos todo, notamos como disminuye considerablemente el nivel de tolerancia.
Una recomendación, cuya aplicación demuestra diplomacia y consideración, es utilizar una barbacoa de gas o eléctrica en lugar de una de carbón. El simple uso adicional de una bandeja de aluminio para asar a la parrilla es otro consejo de la Asociación Alemana de Inquilinos (Deutscher Mieterbund). De este modo, se puede reducir al mínimo la formación de humo.
Anunciar una cena de barbacoa también crea un nuevo nivel de entendimiento entre los compañeros de piso, e incluso puede organizar una ronda de barbacoa para que la comunidad de vecinos tenga ocasión de conocerse mejor en un ambiente distendido. Cuanto más cómodos se sientan el uno con el otro, menos probable será que se enzarcen en una discusión por un delicioso filete a la parrilla, que incluso puede acabar en los tribunales.
Los municipios, las ciudades, las asociaciones de inquilinos y de propietarios, todos intentan mantener las molestias al mínimo con decretos y ordenanzas en materia de barbacoas. Pero, ¿por qué no siempre tiene éxito? La razón suele ser que el deseo de privacidad y la estrecha coexistencia de una gran variedad de naturalezas humanas crea problemas de interpretación.
Cuanto más lejos del vecino haga la barbacoa, menos serán los problemas a lidiar. No existe una distancia mínima prescrita, pero los tribunales, que siempre tienen que decidir caso por caso, ya han dictaminado que el propietario de un jardín debe trasladar su barbacoa al rincón más alejado de su terreno.
En efecto, el propietario tiene derecho a incluir una cláusula en el contrato de arrendamiento o en el reglamento de la casa que prohíba totalmente las barbacoas. Esto significa que si para usted la barbacoa en el balcón es importante, como inquilino debería prestar atención a esto antes de firmar el contrato y mudarse. Esta es la única manera de evitar las molestias y la frustración, porque en este caso emprender acciones legales a posteriori está condenado al fracaso.
La mayoría de los ayuntamientos han decretado el número de barbacoas permitidas al mes e incluso los horarios, así que infórmese bien antes de meterse en una disputa por no conocer la normativa. Si las cosas se intensifican hasta el punto de que sea necesaria la intervención de la policía, puede haber consecuencias desagradables que van desde advertencias hasta multas.
Quien quiera hacer una barbacoa al aire libre para evitar por completo los problemas de vecindad se mueve en una zona gris desde el punto de vista legal. Aunque muchas ciudades y municipios lo toleran si se observan todas las precauciones. Ahora bien: ¡Los bosques y las reservas naturales son siempre zonas libres de barbacoas! Aparte del peligro de incendios forestales, la tranquilidad de la fauna y la flora se ve gravemente perturbada. Esto debería darse por supuesto desde el punto de vista de la protección de la naturaleza y de las especies.
Un rayo de esperanza es que muchos municipios están dispuestos a satisfacer los deseos de sus habitantes y han previsto la creación de zonas públicas de barbacoa y de reunión. En esas zonas está expresamente permitido hacer barbacoas.
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